jueves, 18 de octubre de 2007

La crisis de las instituciones Democraticas

La crisis de la instituciones democraticas

JOSÉ GILBERTO GARZA GRIMALDO
Me tomo muy en serio a Bush, no porque sea un genio, sino por su determinación religiosa, lo más peligroso que puede haber en política. Felipe González.

Introducción
En el presente conflicto bélico podemos corroborar que las instituciones forjadas en la democracia están deterioradas y, por ende, faltas de credibilidad, lo que nos conduce a vivir en un desorden internacional. El poder de la fuerza, que fue el principio a través del cual se movían o construían las organizaciones políticas del ayer, cedió an-te el principio de la racionalidad, poniendo como eje de todas las instituciones al hombre. Empero, la involución o regresión de hoy nos lleva a la incerti-dumbre; es como volver al pasado, si me lo permiten, a una especie de reencarnación o clonación del Imperio Romano en el siglo XXI. De ahí el nombre de este seminario: Irak: causas e impactos de una guerra imperialista.El presente trabajo está dividido en tres puntos: analiza la institución de la representación política, la soberanía y el Estado laico como principios fundamentales del Estado de Derecho Democrático.Los constructores del estado de derechoAndré Hauriou, en su obra Derecho constitucional e instituciones políticas, plantea que “por considerables que hayan sido las aporta-ciones de Grecia y Roma al encuadramiento jurídico de los fenó-menos políticos, lo que se puede llamar el ‘Derecho Constitucional clásico’ comienza en la época moderna”. Posteriormente, nos di-ce que los países que contribuyeron a la creación del Estado Cons-titucional fueron Gran Bretaña, cuyo momento coincide con el final de la Edad Media, y Estados Unidos y Francia al final del si-glo XVIII”. Parece paradójico que los países que diseñaron el Derecho Constitucional Moderno con el objeto de “organizar, en el marco del Estado-Nación, una coexistencia pacífica del poder y de la libertad”, sean los destructores de lo que ellos crearon como principio fundamental de toda civilización.El mismo autor, André Hauriou, sostiene que “El Derecho Constitucional de la época moderna se organiza a partir del fenó-meno representativo y en torno al mismo”. Karl Loewestein, en su obra Teoría de la constitución, afirma que si esta institución ærepre-sentación políticaæ no hubiera aparecido, las sociedades estarían viviendo aún bajo gobiernos monolíticos.Considero que la fórmula representante-representado es importante en el funcionamiento del Estado moderno; no creo que alguien pueda decir lo contrario; claro, estoy refiriéndome a la fórmula pura de la representación política. Para nadie es desconocido cómo llegó al poder el presidente George W. Bush: a través de una elección altamente competitiva —por cierto, otro principio de la democracia—, vía el sufragio —por cierto, un valor de la democracia—; y de acuerdo a la fórmula de la representación política: representa al pueblo de Estados Unidos de Norteamérica. Empero, en el libro El futuro no es lo que era, de Felipe González y de Juan Luis Cebrián, el ex presidente español se hace una pregunta sin responderla, y creo que es una prueba irrefutable de la crisis de una institución democrática, como es la representación política. Pero, además, nos muestra el verdadero interés que está detrás del conflicto bélico; es decir, el verdadero rostro del impulsor de la guerra.Felipe González se plantea la pregunta en la siguiente narración: “Antonio Garrigues me espetaba el año pasado, durante un almuer-zo-debate: ‘No me discutirás que EU manda en la globalización’, y yo le contesté: ‘no lo discuto, mi única duda es quién manda en EU’”. Más adelante, en la conversación con Juan Luis Cebrián, nuevamen-te, Felipe González se vuelve a preguntar: “De todas maneras, sigue siendo una preocupación sustancial saber quién manda en Washing-ton. Si un presidente puede ser sometido a una crisis por un caso como el de Lewinsky, es evidente que el poder no está en la Presi-dencia. Tampoco lo veo, a estos efectos, en el Congreso”. Los poderes fácticos se han impuesto en Estados Unidos, Inglaterra y España, convirtiendo al poder formal, como en la Edad Media a través del feudalismo, en una simple figura decorativa o en una marioneta. Cuando se sostiene que los poderes fácticos se han impuesto al poder formal, se quiere decir, en el fondo, que esta invasión no es por una disposición libre y soberana de un pueblo a través de sus instituciones y mecanismos democráticos, sino las del poder fáctico que, montándose en las instituciones democráticas del Estado Constitucional —poder ejecutivo-legislativo—, ha dispuesto la in-vasión, no por seguridad de un pueblo —guerra preventiva— sino por expansión geoestratégica de un imperio.La poliarquía de Roberto Dahl se ha impuesto sobre la democracia, y eso es lo que está detrás del poder público norteamericano: la fuerza de la poliarquía sobre el poder formal o institucional (la industria armamentista, las grandes empresas trasnacionales, la religión, etcétera).La soberaníaUna cualidad o característica del Estado Moderno es la soberanía, a la que, entre otros, Nicola Matteuci considera eclipsada al decir que “en nuestro siglo el concepto político–jurídico de la soberanía ha entrado en crisis tanto en el plano teórico como en el práctico. En el plano teórico, con el predominio de las teorías constitucionalistas; en el plano práctico, con la crisis del Estado moderno, incapaz de ser un centro de poder único y autónomo, el sujeto exclusivo de la política, el único protagonista en el área internacional”.1 Se ha impuesto, amigos todos, un estado global sobre nuestro Estado-Nación; en el libro de Noan Chomsky y Heinz Dieterich: La sociedad global, dan cuenta con una gran claridad y profundidad de lo anterior. Recordemos algunos principios de la teoría sobre la soberanía.a) Soberanía interna. Esta soberanía proviene del término super omnia: poder sobre todas las cosas. Lo que convertía al Estado-nación en la entidad jerárquicamente superior de la comunidad política.Empero, esa potestad de todo pueblo de autogobernarse o auto administrarse sin ninguna injerencia del exterior, ha sido suprimi-da, y los Estados, como sostiene Julio María Sanguinetti, han deja-do de ser la entidad jerárquicamente superior de una sociedad, para convertirse en un coordinador de los esfuerzos de la comunidad; en otras palabras, el Estado ha perdido su esencia en manos del poder fáctico internacional: la globalización. La soberanía interna era una expresión de la independencia de los pueblos, la que se traducía en un proyecto de nación o proyecto de vida común, como se afirmaba en Francia.b) La soberanía externa no se basaba en el principio de super om-nia, o poder sobre todas las cosas, sino en el principio de igualdad; es decir, en la comunidad internacional todos los Estados son iguales, tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones; y, como un sí-mil de la teoría del pacto social que creó el Estado, de igual manera, a través de un pacto de los Estados se creó la Organización de las Naciones Unidas, una especie de super-Estado encargado de dirimir las controversias internacionales para garantizar la paz internacional. Más del 90% de la población mundial condena la invasión de Estados Unidos sobre Irak, porque ha violado los principios de la soberanía interna y externa al pueblo iraquí. Por cierto, la institución de la soberanía ha sido vejada por Estados Unidos en diversas ocasiones, en donde únicamente ha quedado en una mera denuncia pública, y de igual manera, como hoy, las Naciones Unidas no han cumplido con su noble fin. Pareciera que se está construyendo una nueva teoría sobre la soberanía, en la que diremos: Juan Bodino sostenía que la soberanía residía en el monarca; Juan Jacobo Rousseau consideró que la soberanía residía en el pueblo; los integrantes del estado global sostienen que la soberanía reside en el poderío económico y militar;2 en síntesis, reside en el imperio. Ésta es la real polítik. Por si alguien tiene duda de que el conflicto bélico no sea una invasión imperialista, permítanme transcribirles las siguientes líneas del ya citado libro de Felipe González y Juan Luis Cebrián: “Años después, durante una reunión de la OTAN en Madrid, estaba cenando con Lord Carrington y el Secretario de Estado y hubo un encon-tronazo a propósito de Noriega, el general panameño por cuya de-tención se produjo la terrible intervención americana, más tarde. Le dije que nunca había confiado en este personaje, al que conocía como Torrijos, y que ellos lo habían usado, primero, y ahora iban tras de él. Se irritó y, cuando acabamos la cena, Carrington comen-tó con su fina ironía: ‘ustedes y nosotros hemos sido países con im-perios, y sabemos que a los imperios se les respeta porque se les teme. Pero esos americanos son muy raros. Son un imperio, pero además desean que les quieran’ ”. La anterior cita se reproduce en muchos países con los mismos hechos; por ejemplo, en Afganistán con Osama Bin Laden y en Irak con Saddam Hussein.Para terminar con esta segunda institución, permítanme hacer los siguientes comentarios acerca de la Organización de las Naciones Unidas: esta noble institución nunca ha estado al nivel de las circuns-tancias históricas, y hoy, al no condenar moral y jurídicamente la invasión, sus integrantes están contribuyendo a enterrar a esta insti-tución; son una especie de incondicionales lacayos del imperialismo. Fueron pocos los Estados que se han manifestado en contra de esta invasión; los que lo han hecho, ha sido más a título personal que con las formalidades que se requieren.Existe la idea, dentro de Estado-nación, que la ley se aplica sólo a los pobres y no a los ricos; misma idea existe en la comunidad internacional: el Derecho Internacional se aplica sólo a los Estados pobres, no así a los Imperios; si no, vean la siguiente reflexión de Madeleine Albright: “Estados Unidos actuará de manera multilateral cuando pueda y unilateralmente cuando deba”.Jacqueline Peschard afirma que, “a pesar de lo antigua que es la noción de cultura política, el concepto propiamente dicho fue acu-ñado por la ciencia política norteamericana a mediados de los años cincuenta del presente siglo, en cierta medida como alternativa al concepto de ideología dominante de la escuela marxista y, por lo tanto, a su enfoque particular sobre la incidencia de las creencias, referentes simbólicos y actitudes sobre la política”. Tres valores supremos de la cultura política democrática son la libertad, la tolerancia y la legalidad. Estos principios los hizo a un lado Estados Unidos y actuó bajo el principio nazista de la Razón de Estado.La teoría de la guerra justa del siglo XVI ha quedado atrás; por ello, los hombres libres piden sanción a Estados Unidos; empero, este imperio ha sostenido que juzgará como criminales de guerra a los agredidos: ¿quién juzgará a Estados Unidos de genocidio?El estado laicoEl surgimiento del Estado moderno se da a partir de la transición de un mundo teocrático a un mundo antropocéntrico; es decir, se abandona la idea de que todo poder proviene de la divinidad, para sostener que el hombre es el centro de todas las cosas. Se afirmaba que mientras una comunidad viviera bajo la idea teocrática, no podía considerársele como Estado moderno, independientemente de que tuviera algunos elementos del Estado constitucional.En el presente conflicto bélico ambos Estados, el agresor y el agredido, imprimen en sus discursos argumentos religiosos;3 ambos se apoyan en su Dios; estamos en presencia de otra regresión del Estado constitucional democrático; cuando se le adjetiva a Bush de Baby Hitler, lo hacen con base en que tiene una estrategia, igual que Hitler, para dominar el mundo.Hay mucha gente especializada sobre este tópico, que afirma que George W. Bush supone que su misión responde al Plan Maes-tro de Dios: Bob Woodward.4 Jaime Avilés, en su columna “El Desfiladero”, que se publicó en el periódico La Jornada del sábado 5 de abril del presente año, na-rra las ideas religiosas de Bush, basadas en el fundamentalismo de los cristianos renacidos: “En 1987, el evangelista Billy Grahm, ami-go de Bush padre y famoso por sus prédicas en televisión, conven-ció a Bush hijo de que debía dejar el alcohol y la cocaína, y lo convirtió en un cristiano nacido otra vez. Al dar testimonio del mi-lagro que Cristo operó en él, WC escribió en su libro titulado A Charger Too Sep (Una misión que cumplir): ‘En 1999, al escuchar un sermón del reverendo Mark Craig, comprendí que Dios me llama-ba para que aceptara ser presidente de Estados Unidos’. Dos años después, cuando se derrumbaron las Torres Gemelas, declaró a Ti-me Megazine: ‘por la gracia de Dios yo estoy gobernando en estos momentos’. Entonces, el subdirector de Relaciones Públicas de la Casa Blanca, Tim Goeglein, afirmó que: ‘el Presidente Bush es el elegido de Dios en este tiempo, y lo digo con mucha humildad (Word Megazine)’”. Jaime Avilés, narra otra prueba de las ideas religiosas de Bush: “en otro pasaje de su autobiografía espiritual, WC relató su pere-grinación a Tierra Santa. Recuerda que un día de 1998, después de cenar, él y su esposa Laura, en compañía de un grupo de mormo-nes, metodistas, bautistas y judíos, se metieron en el Mar de Gali-lea, cerca del cerro de Megiddo y, tomados de la mano, se hincaron a rezar dentro del agua. De pronto, añade, una voz interior le dictó las siguientes palabras: ‘ahora el tiempo se acerca/nombrado por los profetas desde hace tanto/cuando todos conviviremos juntos/un pastor y un rebaño/ahora judío y gentil se encuentran/de muchas tierras lejanas/arrodillados ante el mismo altar/adorando al mismo señor’”.5El martes 8 de abril, el periódico La Jornada publica un trabajo del conocido articulista Molly-Ivins, con el título “Extrañezas de un país en guerra”. El citado articulista, entre otras extrañezas, co-menta: “La Austrialian Broadcasting Corporation informa que a los soldados estadounidenses en Irak se les está pidiendo que re-cen por Bush. A miles de marines se les repartió un panfleto, publi-cado por In Touch Ministries (Ministerios en contacto), titulado: ‘El deber de un cristiano’. Es un mini libro de oraciones que inclu-ye una tarjeta desprendible que puede ser enviada a la Casa Blanca asegurando que el soldado que firma está rezando por Bush. ‘He jurado rezar por usted, por su familia, por su equipo y por nuestras tropas durante estos tiempos de incertidumbre y tumulto…’ Que la paz de Dios sea su guía’ ”. Desde que inició la invasión, Bush funda sus discursos en Dios.6 Debemos señalar que Felipe González informa en su libro, El futuro no es lo que era, del apoyo del poder fáctico religioso a los hombres de derecha (Opus Dei), entre ellos a José María Aznar; recuerda así mismo la religiosidad con la que Bush padre se conducía en reuniones privadas.7Todo lo anterior, nos lleva a afirmar que, de ser cierto, como así parece ser, que no solamente es su fundamentalismo democrático el que argumenta Bush sobre su intervención sobre Irak, sino, y quizás lo más peligroso, también un fundamentalismo religioso, el de los cristianos renacidos, que habrá de convulsionar al mundo durante mucho tiempo. La política laica8 es un aspecto importante en el marco teórico del Estado de Derecho, y hoy está en entredicho, por la neopolítica teocrática de George W. Bush, que puede llevarnos a un mundo cuya característica fundamental sea la intolerancia.ConclusionesCoincido con el admirable e incansable Premio Nobel, José Saramago, en la necesidad de una revisión y reconstrucción de la democracia, pues como hemos visto, sus instituciones están en profunda crisis. Se habla de un nuevo orden internacional, pero si no está sustentado en el hombre, como eje de todas las cosas, estaremos en presencia de una dictadura global. Soy seguidor de la soberanía de Juan Jacobo Rousseau, el poder reside en el pueblo; a través de la historia así se ha demostrado; lo estamos viendo a través de los millones de seres humanos que se han y están manifestando en contra de la guerra.Termino irónicamente: también la historia nos ha demostrado que la última víctima de todo tirano ha sido su propia persona; los tiranos Blair, Aznar y Bush, independientemente de ser juzgados en el reino celestial, como diría San Agustín, en su obra La Ciudad de Dios, deberán ser juzgados en el paraíso terrenal por el hombre, por la humanidad.9¡Que así sea!EpólogoAl escribir estas líneas, estamos en el día 29 de abril de 2003; el imperio ha triunfado sobre Irak, lo han destruido en toda la extensión de la palabra; las miles de muertes de iraquíes están quedando en el olvido, pues las Naciones Unidas siguen con actitud solapadora y simuladora. No han encontrado las armas biológicas de destrucción masiva en Irak, que fue el argumento original para invadir a esta nación. La reconstrucción se ha convertido en un botín de las grandes empresas constructoras de Estados Unidos; se han apoderado de los pozos petroleros; empero, sigue sosteniendo el imperio que el pue-blo de Irak es dueño de su petróleo y de su futuro; como una prueba de ello, le han impuesto un gobierno. Sin embargo, las imágenes dantescas de la guerra siguen apa-reciendo en la televisión y medios escritos: un niño iraquí a quien le amputaron sus brazos y destruido su vientre, ha exclamado: ¡Quie-ro que me devuelvan mis brazos para trabajar. Ni en la montaña más grande se puede imaginar lo que estoy sufriendo, aquí, en la cama!Hay una canción del compositor argentino Leonardo Favio que, al recordar la muerte de sus seres queridos, lo lleva a decir en una estrofa de su canción: ¡Hoy no puedo cantar, no se puede cantar! Lo mismo digo yo: retumba constantemente en mi cerebro la imagen de ese niño iraquí sufriendo desconsoladamente: ¡Y así, no se puede escribir, no puedo escribir! Sus ojos aterrorizados son la mirada de la humanidad que ve en el horizonte la antesala de la tercera guerra mundial. ¡Ojalá, ojalá me equivoque!
1 Diccionario político. 2 Molina Piñeiro, Luis, Estructura del poder y reglas del juego político en México, UNAM, México, 1980, p. 19: “El Estado, anuncia Schelsky, será soberano en la me-dida que disponga de la mayor efectividad de los medios técnico-científicos apli-cados en una sociedad, quedando así caducos los conceptos que lo consideraron como expresión de la voluntad general, o encarnación de la nación, o creación di-vina, o destinatario de una misión filosófica, o instrumento de la humanidad, ya que la técnica moderna no necesita legitimación alguna; con ella se domina mien-tras funcione y, sobre todo, mientras funcione óptimamente… En este Estado técnico-científico, la soberanía popular se convierte en una ilusión, pues las deci-siones políticas de la conducción del Estado se toman de acuerdo con legalidades adjetivas científicamente controladas, convirtiéndose el gobierno en un órgano de administración de las necesidades objetivas y el parlamento en un órgano de control de la corrección objetiva”.3 San Mateo: Señales antes del fin. 3 Estando él en el Monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: —Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo? 4 Respondiendo Jesús, les dijo —Mirad que nadie os engañe, 5 porque vendrán muchos en mi nombre, dicien-do: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañará. 6 Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. 7 Se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares. 8 Pero todo esto es sólo principio de dolores. 9 Entonces os entregarán atribulación, os matarán y seréis odiados por todos por causa de mi nombre. 10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se odiarán. 11 Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos; 12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13 Pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin. 23 Entonces, si alguno os dice: “Mi-rad, aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”, no lo creáis, 24 porque se levantarán falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos.4 Véanse Krauze, León, El Mesías de Midland, pp. 34-34, y Gitlin, Todd, “Imperio, Mesianismo y Miopía”, Letras Libres, abril 2003, año V, número 52, pp. 14-17.5 The Guardian, enero 26 de 2003. 6 “En los últimos meses, en su intento de congregar a sus seguidores más vo-ciferantes, ha venido pulsando una tecla hasta ahora sorda: el mesianismo cristia-no. Veamos los siguientes pasajes de su informe presidencial de enero: Repito: este país y todos nuestros amigos somos lo único que hay entre un mundo de paz y un mundo de caos y alarma constante. Insisto: estamos llamados a defender la seguridad de nuestra población y las esperanzas de toda la humanidad. Y acepta-mos esta responsabilidad… La libertad que atesoramos no es el don de Estados Unidos al mundo, sino el don de Dios a la humanidad. No conocemos, porque no pretendemos conocer todos los designios de la Providencia, pero confiamos en ella, y depositamos nuestra confianza en el Dios amoroso que está detrás de toda la vida y de toda la historia” (Véase Gitlin, Todd, “Imperio, mesianismo y mio-pía”, Letras Libres, abril 2003, año V, núm. 52, p. 15).7 González, Felipe y José Luis Cebrián, El Futuro no es lo que era, Editorial Aguilar, Madrid, 2001, p. 110: “Sí, el viejo Bush sólo me invitó a rezar en cenas privadas, no en las oficiales”.8 “La defensa del laicismo frente a los discursos fundamentalistas es hoy más que nunca determinante. Sólo basta escuchar los del presidente de Estados Uni-dos, George W. Bush, para justificar el genocidio que lleva a cabo en Irak, o los de Saddam Hussein. Cada uno, con un discurso fundamentalista, cree tener la verdad absoluta, y en ese contexto el liberalismo sigue siendo una ideología vi-gente en defensa de los derechos de todos a creer o no, en tal o cual religión”. Historiadora Patricia Galeana, La Jornada, 9 de abril de 2003.9 “La perversión no tiene límites; pero dices orar por Dios y te crees un pre-destinado para la humanidad. Lo mismo pensaba Hitler al desatar la locura y que-rer dominar el mundo. El Dios de la vida te pedirá cuenta de tus crímenes. Eres responsable de crímenes de lesa humanidad y serás juzgado por tantas muertes y dolor contra el pueblo de Irak y otros…” “Hablas de Dios y reniegas de él. Ha-blas de libertad y la destruyes. Hablas de democracia y dignidad, y no vacilas en sacrificarlas en el altar del Dios Molok, tu Dios de destrucción y muerte. Hablas de los derechos humanos, violándolos sistemáticamente”. Pérez Esquivel, Adolfo, Carta a Bush: detén la matanza, Buenos Aires, abril 9 de 2003.

Autor y licencia
Camilo Valqui Cachi (coordinador) Extraído de: http://www.rebelion.org

Proponemos una Nueva Tesis

El mundo De lo Humano esta Falleciendo : el mundo sistemico le acorrala hasta hostigarlo y perseguirle en su ambito propio, matando su ambicion de vivir en libertad , es nuestro deber propugnar como defensores del mundo social humanista por una ferrea ofensiva para contraarrestar las embestidas furiosas que este villano parasitario nos inflinge.
Dos sistemas ,una sola salida , nuestro deber estar de un lado ,el de la Vida ,puesto que el otro nos conduce irremediablemente hacia la muerte no solo fisica sino mental , sentimental y emocionalmente .
Adelante estudiantes de Derecho Penal la Utopia se avizora , el anochecer fenece y despunta ya el alba de las grandes alamedas donde transitara el hombre libre y humanista que soñamos desde ahora .